"En un giro del destino, la vida de Emilia Crawford y Alexander Russell, dos CEOs exitosos y amigos de la infancia, se ve alterada por un malentendido que los lleva al matrimonio. Todo comienza cuando un encuentro casual en un bar y compartir una copa, toma un giro inesperado. A medida que mantienen la fachada de un matrimonio feliz, descubren que su hostilidad inicial esconde un secreto: una atracción profunda y apasionada. Emilia se resiste, sabiendo que su matrimonio tiene una fecha de caducidad. Alexander, por su parte, está decidido a conquistarla y demostrar que su amor es real. Pero justo cuando comienzan a encontrar la felicidad, el pasado de Alexander regresa para amenazar su unión y la verdad sobre su matrimonio se ve amenazada trayendo consigo terribles consecuencias. En un juego de amor, poder y familia. Emilia y Alexander deben apostar todo para descubrir si su matrimonio de conveniencia puede convertirse en un amor verdadero. ¿Podrán superar sus diferencias y encontrar la felicidad, o será su unión solo una fachada?
Leer másEn esa ocasión tuvieron una boda sencilla e intima con solo las personas que eran importantes para ellos; sus padres por supuesto. También se encontraban ahí María y Antony. Estaban conscientes de que ellos habían sido en buena parte los causantes de que pudieran estar de nuevo juntos, por lo cual siempre les estarían agradecidos.Acudieron al ayuntamiento, donde un juez de paz los caso y luego tuvieron una hermosa y tranquila cena en casa de los padres de Alexander. Eso era todo lo que deseaban, todo lo que necesitaban. Solo querían celebrar lo que sentían en compañía de aquellos a quienes querían y nada más que eso. Clara fue a prisión, acusada no solo de asalto e intento de asesinato en contra de Emilia. A esos cargos se le sumaron los de invasión en propiedad privada, asalto y extorsión. Ella no sería nunca más un problema para ellos y no solo porque había sido condenada a varios años de cárcel por lo que hizo. Se trataba del hecho de que confiaban el no en el otro más que nunca
Al hacerlo, lo primero que vio fue se que trataba de una carta de su padre. Podía reconocer su letra donde fuera y es que le sería imposible no hacerlo. Comenzó entonces a leer en voz alta.—“Escribo esto, porque quiero asegurarme de que sin importar lo que pase ustedes sabrán la verdad. Hace unos días me enteré de que estoy peor de lo que creía. El medico me ha dicho que no estoy respondiendo a los tratamientos. Mi corazón se encuentra demasiado dañado y no hay nada que podamos hacer para solucionarlo. Desgraciadamente, solo es cuestión de tiempo para que lo inevitable ocurra. Soy consciente de que ustedes deberían saberlo, que tienen el derecho de hacerlo. Sin embargo, deseo que el tiempo que me queda este lleno de alegría, de amor, entusiasmo y no de tristeza y dolor. Quiero que todo sea perfecto; pero no por eso puedo dejar cosas por decir, cosas que ustedes deben saber. Espero poder decírselos en persona, pero si no me es posible; entonces espero que estas líneas les den al men
La sola idea de lo que pudo pasar era terrible, tanto que no podía ponerla siquiera en palabras. Había sentido un miedo tan grande, que estaba segura de que jamás olvidaría esa sensación.—Habría muerto —reconoció Emilia de pronto. —Calla, no digas eso —le pidió, encontrando terrible la sola posibilidad.—Es la verdad. Estoy consciente que de no ser por ti no seguiría con vida, así que gracias —le agradeció, encontrando más que obvio lo que pudo ser. En ese momento, una lagrima abandono sus ojos y comenzó a correr por su mejilla. —Sentí miedo, el verdadero terror al verte herida. Estabas tan pálida, tan fría y había tanta sangre que temí lo peor —reconoció, aun con aquella angustia dibujada en su expresión.—Te amo Emilia —le expreso, consciente de que ella necesitaba saberlo.—Calla —le suplico Emilia, deseando no escucharlo. —No, esta vez no lo callare. Te amo, eres el amor de mi vida y siempre será así. No deseo pasar ni un solo día más de mi vida sin ti a mi lado y are lo que
Todo en lo que Alexander podía pensar era en salvarla. No concebía la vida sin ella a su lado, pues si bien le resulto muy difícil su abandono; estaba consciente de que aquel dolor no era anda comparado con la agonía que experimentaba en esos momentos. La sola idea, la posibilidad de que muriera le hacía desear que eso mismo le sucediera a él. La verdad es que no podría seguir viviendo si es que ella no estaba mas en el mundo, eso lo tenia más que en claro.Era tanta la desesperación que sentía, que incluso se olvidó de informar sobre lo que paso a sus padres y sobre todo a Sonia.Se enteraron por uno de sus guardias, quienes habían sido incapacitados. Arribaron a la casa al tiempo en que la policía acudió en busca de Clara, para detenerla por lo sucedido.Al llegar al hospital, se encontraban desesperados por noticias. En ese momento, simplemente olvidaron todo lo que había sucedido y es que solo deseaban saber que ella estaba bien, que seguía con vida. Eso era todo lo que les import
Alexander se dirigió a casa de Emilia, esperando aun encontrarla ahí. El camino, aunque no era muy largo, si se le torno verdaderamente eterno.Lo único que deseaba era estar de nuevo a su lado, hablar con ella; así que al llegar a la casa solo entro y comenzó a buscarla por todo el lugar.Pasaba por el despacho del padre Emilia, cuando vio como la puerta se encontraba medio abierta. Decidió pues investigar en su interior, esperando encontrarla ahí.—Emilia, tengo que hablar contigo —pronunciaba, mientras atravesaba el umbral de la puerta.En ese mismo instante se detuvo, impactado por la escena que tenía ante él. Clara se encontraba tirada a la mitad del lugar, inconsciente. Había cambiado su vestido de novia por un sencillo atuendo en color negro. Corrió de inmediato hacia ella, intentando asegurarse de que continuaba con vida y es que estaba muy pálida. Al acercársele noto que tenía una herida en un costado de la cabeza y la nariz rota, pero su pulso era fuerte.Parecía solo encont
Les conto como se encontraron en el bar, el descubrir que su novia le fue infiel. Si bien, en un principio le había parecido humillante reconocerlo; se encontraba consciente de que a esas alturas y después de todo lo que había pasado, no era más que una tontería. Les conto sobre su deseo de lastimarla, de cómo beso a Emilia y desde ahí todo fue complicándose cada vez más y más. —No deseábamos lastimarlos, queríamos decirles la verdad desde un principio; se los juro. De hecho, planeábamos hacerlo la noche en que soltaron sobre nosotros la noticia de la fusión de las empresas —confeso. —El hecho de que lo hicieran por nosotros, por un matrimonio que simplemente no era real y que jamás pasaría; solo lo volvió aún peor —les hizo ver.—Debieron hablar entonces, nosotros habríamos entendido lo que paso —le aseguro Martha, convencido de que era de ese modo.—Puede que ustedes sí, pero ¿qué me dices de Lucas? —trato de hacerles ver.Paul deseo poder decirle que él lo habría entendido, que l
Último capítulo