Cuando muere su padre, las leyes de las que ha estado huyendo desde que nació la encuentran. Ahora tendrá que atenerse a prohibiciones, leyes de una hetnia que aunque ama, también desconoce. El amor no es libre aquí, mucho menos sin la aprobación de sus familiares y él no es alguien digno de ella. Claro que el primer amor no tiene que ser el último, a veces cuando creemos que sabemos todas las respuestas, cambian las preguntas.
Leer másAMARA CORTÉS.Me ruborizo.Agacho la cabeza y él no me permite que siga avergonzándome por ello. Con los dedos me levanta la cabeza para que nuestras miradas vuelvan a estar una frente a la otra. Aaron es todo lo contrario a lo que creía cuando mi abuelo me contó que estaba un heredado en mi. Esperaba a un imbécil, prepotente y cruel. Él me ha sorprendido para bien, mejor de lo que me gustaría. — ¿Tienes algún plan o es qué eres así de verdad? —Pregunto arrancándole una amable sonrisa. — Soy así. —Responde— Supongo que no se me da bien ser egoísta.— Me estás pidiendo que bese a Liam. —Recalco por si no ha sido consciente de lo que acaba de decirme. — Lo sé. No me respondas como si no fuera consciente de ello. —Su tono me hace fruncir el ceño. Idiota. — Y tú no hables como si no te entendiera.— Perdona, no sabía que tenía que hablarte como si lo hicieras. —Rio. Lo empujo y entorno los ojos.— Ahora te molestas.— Pues no.— ¿Y por qué esa cara entonces? — Porque no tiene lógica
AMARA CORTÉS.Me detengo antes de entrar a clase y decido que nadie puede verme así. Mis primos me preguntarían y no es algo que quiera explicar en estos momentos. Dejo todo en mi taquilla y camino por la universidad. — Vamos, toca entrenamiento. —Dice uno de los chicos con el balón de baloncesto. — Tenemos que ganar los próximos partidos. Me quedo detrás de una de las columnas. Aaron pasa haciéndose bromas con uno de sus mejores amigos, pasándose el balón y riendo por sus comentarios. Nunca lo he visto jugar, definitivamente tiene razón, solo tengo ojos para Liam. Camino por la grada y me siento en uno de los bancos alejada. Aaron no me ve, él solo juega. Recibo un mensaje: ¿Dónde estás prima? Suponía que Aitana iba a empezar con sus preguntas. Los mensajes no dejan de llegar y todos de ella.¿Estas con Liam? Por favor respóndeme.Devuelvo el móvil a mi bolsillo. Apoyo los codos en mis rodillas y seguido la cabeza en manos. No me encuentro bien y no sé porqué este es el único
LIAM COOPER.Paso el resto del día en la habitación de invitados acomodando mi ropa y la mayoría de las cosas de mi habitación. No mentí cuando dije que cambiaría de habitación. — Aquí están los libros que me habías pedido. —Anuncia Sofía— y también te he traído tu vieja guitarra.— Hace años que no la toco.— Pienso que tal vez podrías distraerte con ella un rato. —Muevo la cabeza con ella entre mis manos— Solías decir que era lo único que te importaba, que la música era lo que más necesitabas en tu día a día. — La música siempre será una vía de escape para todos mis problemas. Sofía entiende que lo que más necesito en este momento es estar solo y se marcha a pesar de ser la hermana más insistente del mundo. Cojo la guitarra. Deslizo los dedos por las cuerdas y suspiro. — Todo era mejor cuando lo único que me importaba era esto. —Susurro. AMARA CORTÉS.Me doy una ducha y me pongo el pijama. Mi intención es no salir más hasta mañana. — Amara, el abuelo quiere hablar contigo. —
LIAM COOPER.Ella insiste en terminar la conversación pero le pido al conductor que arranque. Sofía me coge de la mano y contengo mis sentimientos para ser fuerte ante esta situación.Cuando nos alejamos, de manera inconsciente, salen lágrimas de mis ojos. Que te rompan el corazón es doloroso, algo que no le deseo ni a mi peor enemigo pero que lamentablemente todos sentimos alguna vez. Pero el peor sentimiento de todos, es cuando te lo rompes tú mismo, porque nadie es más cruel, que nuestra propia consciencia.— ¿Estás seguro? No creo que puedas estar sin hablar con ella. —Susurra mi hermana— Vuestra habitación está una delante de la otra y os veis a diario. — Entonces cambiaré de habitación. — ¿Qué? — Me has oído —Contengo la voz— dormiré por un tiempo en la habitación de invitados.— Liam —Noto la intención de intentar hacerme cambiar de opinión pero no se lo permito. Giro la cabeza y me mantengo atento a la carretera. AMARA CORTÉS. Aaron conduce pero no puede quedarse sin dec
AMARA CORTÉS.Espera una respuesta por mi parte pero no puedo pronunciar palabra. Si, soy una cobarde y si, voy a seguir siéndolo.— Porque he querido hacerlo. —Contesto poco después. — Y no tienes derecho a reclamarme.— ¿Es lo único qué me dices?— Es la única realidad. —Liam mira a Aaron, mueve la cabeza y se da media vuelta. — Que seáis muy felices. Aaron me coge de la mano y me lleva hasta el porche. Corro un gran peligro cerca de Liam y mucho más si es a la vista de todos. — Ya ha entrado en su casa. —Me susurra— ¿Por qué no se lo has dicho?Silencio. Aaron se sienta a mi lado. — Podrías haberle dicho que te han obligado. Que simplemente has aceptado por tu madre y que no me quieres. — ¿Para qué? De todos modos habría imaginado mil cosas y no me creería. —Aseguro con la cabeza agachada— No puedo decirle que he aceptado porque casi confieso mis sentimientos por él.— ¿Y quieres guardarte lo qué sientes eternamente?— Si.— ¿Sabes? Ocultarlo solo te engancha más a la otra p
AMARA CORTÉS.Su nueva actitud me pone muy nerviosa. No entiendo qué quiere conseguir con esto.— ¿Qué crees qué dices? Ni siquiera puedes quererme tan rápido. — Ya te lo dije Amara, mientras tú lo mirabas a él, yo te miraba a ti. —Le da un largo trago a su refresco— Tú misma eres testigo de que se puede amar sin estar cerca, solo con el simple hecho de ver a la persona todos los días. — No vale ponerme a mi como ejemplo solamente porque yo ame a alguien con quien apenas puedo pasar diez minutos. — Entonces, tú puedes amar a alguien que es imposible y yo no puedo simplemente quererte a ti. — Pues no. — ¿Por qué no? — Porque sabes que no puedo corresponderte. — ¿Contamos todos los amores qué no son correspondidos? No puedes mandar sobre los sentimientos de nadie solamente porque tú no los compartas.Me pongo en pie.— ¿Con qué intenciones has hecho todo esto? Decir que tú eres la persona que yo quiero para que mi abuelo no me mate a golpes ¡Dime! ¿Por qué? — Ya sabes porqué. No
Último capítulo