Capítulo 77. Guerra silenciosa
La cara del hombre se torna pálida al ver a Benedict Arrabal parado allí, en medio del pasillo, como una sombra impasible y letal. La presión de su mirada parece perforarle el alma. Suelta a Isabella de inmediato, como si la piel de ella lo quemara. Sabe perfectamente quién es el hombre que tiene delante. No es solo un empresario poderoso; es el líder de un clan con tentáculos en cada rincón de los negocios importantes. Su familia depende de los contratos con los Arrabal, y él acaba de quedar como un vulgar descarado frente al jefe.
—¿Está acosando a las invitadas de la fiesta? —pregunta Benedict, sin elevar la voz, pero con un tono que hiela la sangre.
—Solo estaba hablando con la señorita —balbucea el hombre—. Creo que ella malinterpretó lo que yo quería hacer y se puso nerviosa.
Isabella lo mira incrédula. Las manos le tiemblan, pero no por miedo al extraño, sino por la rabia contenida. ¿En serio piensa que puede salirse con esa mentira?
—Eso no es cierto —dice con firmeza, dando u