Mundo de ficçãoIniciar sessão¿Qué harías si un día como cualquier otro, llamas la atención de un magnate muy poderoso y su único método viable para acercarse a ti es secuestrándote? Él...él es peligro, es la línea limitante entre lo atractivo y sofisticado, de la maldad y el terror. Ella...una chica indefensa que daría todo por su familia y tranquilidad. --"No hay nada en este mundo que yo quiera y no pueda tener, todo tiene un precio-sonríe burlándose de mí". -Yo no-corrijo, este hombre está mal. "Eres mía Samantha, y si para mantenerte a mi lado, tengo que matarte y enterrar tu cuerpo en mi jardín... acepto el reto".
Ler mais¿Dónde estoy?
Es lo primero que inunda mi cabeza en medio de la confusión. —Estás en tu nuevo hogar a partir de hoy—contesta la persona que quitó la venda de mis ojos, como si pudiera leer mi mente. —¿Qué?—pregunto exaltada—¿está loco?—lo observo de arriba abajo—¿qué hago aquí? —Ahora mismo, haciendo berrinche—sonríe—pero siempre me ha dado satisfacción lo difícil—se regocija, y bebe un poco de su copa, vino, supongo. —¡Me quiero ir de aquí, déjeme salir!—grito desesperada—¿POR QUÉ ME SECUESTRÓ? —¿Irte?—sonríe como si disfrutara la situación—No estás entendiendo Samantha... A partir de hoy, eres mía, y si para tener la seguridad de que siempre te tendré a mi lado tengo que matarte y enterrar tu cuerpo en mi jardín, acepto el reto. ¿En qué diablos estoy metida? ——————————————————————————— Cap 1, Samantha Sparks Sam Mi nombre es Samantha Sparks, soy trigueña de contextura delgada, tengo el pelo negro ondulado con algunas mechas rubias, ojos grandes y brillantes, negros. Poseo labios carnosos que junto a mis dientes, crean una sonrisa encantadora. Me encanta ir a la playa, escuchar música y pasar tiempo con mis padres, Samuel y Anthania Sparks, de ahí mi nombre. Son mi razón para vivir, y los únicos que han estado obligados a soportar a este terroncito de azúcar durante 21 años. Salgo de casa sin nada más que mi lonchera y mochila, lo poco que puedo cargar para sobrevivir a mi vida universitaria. Si pudiera me llevara mi cama en ella. Decido caminar hacia el parque central que queda a pocas esquinas, allí nos recoge el transporte de la universidad. Los vecinos lucen felices y llenos de vida, todos mayores que yo y con más energía. Estudio medicina y aunque para mí siempre ha sido un sueño llegar a ser ginecóloga, hay días en los que me siento muy cansada y simplemente quisiera poder quedarme en casa, sin embargo, sé que todo este esfuerzo valdrá la pena. Llego al parque y me siento a esperar el transporte el cual no tarda en llegar. Reviso mis redes sociales, mientras converso con mi amiga, Sthephany, quien también estudia medicina, de vez en cuando tratamos de inscribir algunas materias juntas. —¡Estoy cansada de Anatomía! Ya quiero que tomemos ese último examen final—se queja, mientras caminamos a la par en dirección al autobús. —Yo también, pero este tiempo extra lo estoy utilizando para estudiar—el profesor se atrasó un poco ya que han habido muchos días festivos en los que no hemos tenido clases—me fue horrible en el segundo parcial— acompaño con mi queja personal. Nos sentamos a esperar que llegue la hora de partida, estos transportes tienen varios horarios de salida de la universidad y de mi localidad, así ofreciéndole comodidad a los estudiantes. Ambas hacemos silencio, sabemos que llegó nuestro momento de desconectarnos del mundo. Enciendo mis audífonos y dejo que Lana del Rey dance en mis oídos, la melodía es hermosa. Observo por la ventana y veo cada transeúnte hacer sus actividades, algunos corren con sus perritos, otros conversan, cada quien en su mundo, como yo en estos momentos. Siempre que llegamos a la parte privilegiada de la ciudad, me sorprende mucho el cambio de ambiente y de acciones, por ejemplo, ahora alcanzo a ver a un chico bajarse de un auto deportivo, sacar unos palos de golf y llevarlos a la recepción de una de las torres que se encuentran dispersas por todo el lugar, esas que destilan lujo y delicadeza. Seguimos avanzando y veo a las personas entretenidas, siguiendo sus respectivas rutinas. Estos momentos me llenan de paz, somos mis audífonos, las personas y yo. Es increíble y un poco inquietante pensar en la gran probabilidad que hay de que de la misma forma que yo observo a las personas, hay quienes me observan a mí...Narra Gastón.2:00 am:Han pasado algunas horas desde que dejamos a la chica en la casa abandonada y la conciencia me está carcomiendo, este no soy yo.Pensar en mi padre y en lo que me haría si estuviera con nosotros y se enterara de esto, me entristece. Él siempre fue un hombre trabajador, digno, recto...nunca actuó mal, y ver a su hijo quien según él "seguiría sus pasos" hacer esto, seguro lo tiene decepcionado, y con razón.Me desconozco.No estoy de acuerdo.Este no soy yo.Me levanto de la cama decidido a enfrentar a mi amigo, no he podido pegar un ojo en toda la noche. Alexander se encuentra en el patio fumando con la mirada perdida hacia la nada.—Alexander, no la podemos dejar allí—trato de hacer entrar en razón a aquel hombre con el que me crié y ahora desconozco.—Si podemos.—Ese lugar no está en condiciones, ¡se puede enfermar!Lanza una carcajada.—Samantha debe aprender modales.—Con esto no estás haciendo nada más que alejarla, te terminará aborreciendo, no, incluso pu
Nos adentramos a la casa en donde me quedaría, todo está oscuro, y como sospechaba, es aún peor por dentro, esto se está cayendo.—¿Qué es este lugar?—pregunto con disgusto.—Esta casa estaba aquí cuando Alexander compró la propiedad, al parecer los antiguos dueños planeaban hacer un espacio para visitas, sin embargo, no la finalizaron y simplemente la ignoramos.—¡Por favor, no me dejes aquí!—suplico arrodillándome —esto está horrible; húmedo, huele extraño, no hay luz y posiblemente esté lleno de alimañas. Prometo que me portaré bien—finalizo en voz baja, pero aún con obvia desesperación.—Lo siento, Alex dió una orden—se arrodilla hasta mi altura—lo único que puedo hacer por tí, es aconsejarte—sonríe descaradamente—si haces lo que Alexander te pide, todo saldrá bien, y me evitas ser tu niñero—dicho esto, me da una palmadita en la cabeza y se gira para tratar de marcharse.Imbecil.—¿Sabes que esto es un delito verdad?—inquiero molesta.—Obvio, pero no es mi delito—comenta, como si
Samantha1 día...1 día ha pasado desde que vi a mi secuestrador por primera vez, desde entonces no he vuelto a saber de él.Pero sé que él si, hay cámaras dispersas por toda la habitación.Esta situación me avergüenza, me siento súper incómoda aquí. He optado por pasar la mayor parte del tiempo llorando en el baño, ya que en la habitación me siento observada, juzgada...no consigo estar tranquila. Aún no sé quién es, qué hago aquí o qué planea hacer conmigo y eso me está torturando, no puedo más con la preocupación.—Buenas tardes, aquí está su comida— saluda y como desde el primer día, deja mi comida la cual ni siquiera estoy tocando...he conseguido mantenerme a jugos, me siento débil, pero no he tenido apetito.—Señora—le hablo, pero esta me ignora, al igual que ayer.—Señora, le estoy hablando— presiono, tratando de llamar su atención, pero sigo sin obtener respuesta, deja la bandeja y se va dejándome encerrada.Llena de rabia y desesperación, comienzo a golpear la puerta.—SEÑORA
Presente. *Narra Samantha* ¿Dónde estoy? Es lo primero que inunda mi cabeza en medio de la confusión. —Estás en tu nuevo hogar a partir de hoy—contesta la persona que quitó la venda de mis ojos, como si pudiera leer mi mente. Es un hombre alto, fuerte, sus ojos son verdes, sus facciones duras y masculinas, es de tez clara y su pelo es negro azabache, no parece ser de aquí y su acento es otra prueba de ello. —¿Qué?—pregunto exaltada—¿está loco?—lo observo de arriba abajo—¿qué hago aquí? —Ahora mismo, haciendo berrinche—sonríe—pero siempre me ha dado satisfacción lo difícil—se regocija, y bebe un poco de su copa, vino, supongo. —¡Me quiero ir de aquí, déjeme salir!—grito desesperada—¿POR QUÉ ME SECUESTRÓ? —¿Irte?—sonríe como si disfrutara la situación—No estás entendiendo Samantha... A partir de hoy, eres mía, y si para tener la seguridad de que siempre te tendré a mi lado tengo que matarte y enterrar tu cuerpo en mi jardín, acepto el reto. —¿Qué?—es lo único que logr
Alexander:Ha pasado un mes desde que inicié a vigilar a Samantha. Es una chica tranquila de los suburbios, con una vida sencilla: una buena relación con sus padres y mejor amiga.Y soy muy feliz con ello, me agrada.No quiero sonar como controlador, pero, en realidad, amo tener el control de las cosas, siempre ha sido así. Cada mujer con la que me he relacionado ha tenido que entenderlo muy rápido: las cosas se hacen cuando yo quiera, como yo quiera y dónde quiera. Las que no, simplemente no han merecido estar conmigo.Es sencillo: seguir mis reglas.En estos momentos me encuentro tomando una copa en mi despacho que es donde tengo los diferentes monitores por los que cuido a Samantha. Podría quedarme aquí toda la noche, viéndola, hasta que se quede dormida. Acaba de llegar de la universidad y lo primero que hace es detenerse a leer la carta del día, esto se ha vuelto parte de su rutina.Hablando de eso... llevo todo este mes enviándoselas, una por día, me interesa dejarle saber que t
Narra Alexander: *Flashback* Un mes antes del secuestro: Salgo de casa y me dirijo a uno de mis vehículos, hoy tengo una reunión importante, sin embargo opté por darle el día libre a mi chofer, solo me gusta utilizarlo los días que tengo mucho que hacer y sé que terminaré lo suficientemente cansado como para prestarle atención a la carretera. Mi vida es rápida, tengo una empresa de bienes raíces y hoteles de lujo. No cualquier empresa, claro. Castellani's es sinónimo de exclusividad. Nos especializamos en la construcción de residencias lujosas como mansiones, rascacielos, resorts y complejos de apartamentos de alto nivel, en resumen, esta ciudad y un poco más me pertenece. Claro, menciono la ciudad por modestia innecesaria, nos encontramos en cada proyecto de calidad del mundo. Dirijo un imperio que no duerme. Mientras otros descansan en sus camas, yo descanso en la satisfacción de hacerme cada vez más rico. Hoy, la reunión es con inversionistas japoneses. Quieren constr





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