Capítulo 78. Una lección
La noche transcurre con normalidad durante las primeras horas. Risas, brindis y conversaciones cruzadas llenan el enorme salón decorado con luces cálidas y música suave de fondo. Isabella se mantiene en su lugar, sentada en una mesa junto a Megan y otros rostros desconocidos, disfrutando del menú y observando de tanto en tanto a su esposo, que se desplaza con soltura entre los invitados.
Benedict parece estar en su elemento, vestido impecablemente con un traje negro hecho a medida. Sonríe con moderación, asiente con la cabeza cuando es necesario y estrecha manos con una autoridad que no deja lugar a dudas de quién es el anfitrión y dueño del poder en esta sala. Pero Isabella nota algo: su postura es más rígida de lo usual, como si le molestara tener que seguir allí en medio de toda esa gente.
No lo culpa. Ella, de cierto modo, se siente igual.
Ella desvía la mirada cuando sus ojos se cruzan. La forma en que él la observa no es dulce ni casual. Es severa, inquisitiva, como si la estuv