Lucía se levantó sobresaltada. No dormía del todo, pero algo la había sacudido como una punzada directa en el pecho.
Corrió hacia la puerta y la abrió de golpe.
—¿Darek?
Solo la brisa respondió.
Ailén apareció detrás de ella, con el rostro tenso.
—Lo sentiste también —dijo, sin preguntar.
Lucía asintió.
—Algo… se rompió.
Ailén caminó hasta el círculo de lectura. El libro seguía cerrado, pero ahora había grietas muy finas sobre su tapa, como si estuviera empezando a quebrarse desde dentro.
—No debió alejarse —murmuró—. El Abismo lo ha tocado. Si está solo, está vulnerable.
Lucía sintió un escalofrío.
—¿Y si ya es tarde?
Ailén la miró con gravedad.
—Entonces será Elena quien tenga que decidir… si luchar por él, o dejarlo caer,o… la historia puede repetirse, ella arrastrada por su amor hacia la oscuridad como lo hizo su madre…
Nadie dijo nada, Lucia sabía que Elena amaba a Darek por sobre todas las cosas. ¿Seria capaz de elegir salvar al velo si eso significaba sacrificar a Darek?
Darek