Dmitriy ordenó a sus hombres que ataran a Fedor a una silla, moría de ganas por comenzar con la tortura, pero Irina se interpuso, lo sostenía con fuerza de la ropa impidiendo que se pudiera acercar, con sus movimientos él era cuidadoso para no lastimar a la mujer que amaba con todas sus fuerzas.
—¡Basta mujer! —le pidió Dmitriy sosteniéndola de los brazos clamando cordura—. Solo deja que suceda y luego podrás encontrar la tranquilidad que tanto necesitas, este hombre solo es lo peor que pudo aparecer en nuestras vidas, te juro que él no es lo que crees —mientras que Dmitriy trataba de hacer que Irina se estabilizara, Fedor soltaba sonoras carcajadas disfrutando de lo que estaba sucediendo.
—Ahora lo ves, ni siquiera la mujer con la que te has revolcado te respeta y te apoya, eres tan poca cosa que nunca podrás encontrar a la mujer ideal, estás hecho para vivir en medio del dolor y la desgracia, por ello decidí acabar con la única mujer que sí sentía deseos de estar a tu lado.
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