Anya se sentía muy ansiosa de estar en el mismo lugar que ese alfa que una vez le prometió todos los lujos. En ese momento, ella misma quería huir, pero debía quedarse en ese lugar para tener el dinero necesario de los medicamentos de su hijo. Zair la miraba desde hacía rato, algo que ya la tenía con los pelos de punta.
—¿Alguna vez has estado con un lobo?
Esa pregunta le sorprendió un poco. Sin embargo, no tuvo más remedio que dejar en el olvido todo lo que vivió con él en el pasado. Negó con la cabeza.
—Tienes un lazo roto que adorna tu cuello. Por lo visto, hay alguien más en tu vida, porque la marca todavía la tienes.
—Tengo un hijo, me imagino que ya lo sabía. —Se limpió los labios—. No me gusta hablar de mi vida privada. Es algo que siempre me ha tenido algo alejada de los demás.
—¿Y la persona que te marcó?
—Eso es algo privado. —Dejó la comida—. Después de terminar mi trabajo, saldré a buscar a mi hijo a la escuela. Me necesita. No puedo…
—Tienes permiso para salir, mejor dich