BLAIR
La noche fue complicada. Dominik se la pasó vomitando un poco más allá de la media noche, y Paul y yo no dormimos demasiado, aunque cada uno se preparó para lo suyo en la mañana.
Dom me dio las llaves de su auto para que cumpliera con su ritual de las mañanas, y fue así como terminé yendo a casa al volante para ayudar a Ray a arreglarse y llevarlo a la escuela.
—Abuelo, buenos días —saludé tranquila a mi abuelo, que estaba en la sala, apenas llegué.
—Cariño, buenos días. —Él buscó a Dom con la mirada, pues era su costumbre venir a ayudar a Ray, y al no verlo inquirió—: ¿Dominik no está contigo hoy?
—No. —Me acerqué a él al salón—. Estuvo vomitando toda la noche, de seguro por algo que comió en el coctel al que fuimos, y también tuvo un poco de fiebre.
—¿Fueron al hospital?
—No… no pasó a mayores. Ahora está más calmado.
No me di cuenta, pero Ray ya venía bajando las escaleras, iba en pijamas, y no tardó en correr hacia mí y preguntar por su adorado tío Dominik y si podía ir a vi