BLAIR
John le hizo una llamada a los agentes en campo, y se armó un operativo en tiempo récord para rescatar a Ray, pero mi atención estaba puesta en el abuelo.
—Dominik, ¿cómo…?
—Le enseñé a Ray cosas básicas sobre alemán. A él le gusta sentir que sabe algo más que francés, y también aprende muy rápido —contestó el pelirrojo como si aquello fuera de lo más normal—. Es un muy buen niño.
John volvió a la sala, se sentó en el mueble y miró en nuestra dirección.
—¿Y cómo supo lo de los cruces? —inquirió con aire sospechoso. Supongo que cualquiera lo tendría en estas circunstancias.
—Cuando yo era niño, una vez intentaron secuestrarme. —Aquella revelación me hizo abrir de más los ojos—. No pudieron hacerlo porque iba con algunos guardaespaldas de mi padre, pero luego él me enseñó eso, me dijo que los niños de las familias ricas son el punto débil de esas familias, que los enemigos podrían tratar de secuestrarlos o lastimarlos, y que por eso, a pesar de ser débiles, debían aprender a defen