CONRAD
Un buen hombre de negocios era consciente de que la vida personal era tan o más importante que la profesional a la hora de conseguir estabilidad o proyectos a futuro. Por eso resultaba crucial equilibrar las cosas, por eso orillé a mi nieta a acercarse a Dominik Engel.
Kristen quizá era un caso perdido, era mi hija y la amaba, pero como hombre de negocios reconocía cuando una mujer tenía el potencial de hacer grande a su familia. Y ella no era una de esas.
Bueno, no era una Rymer a fin de cuentas, solo una chica adoptada por lástima a su madre.
Pero Blair estaba distinta estos días, distante, y llevaba así desde que volvió de Hiraeth. Por entonces pregunté si pasaba algo entre ella y Dominik, pero lo negó. Estaba cerrada, recordándome a su madre por su lado hermético. Entonces pensé que lo mejor era hablar con Dominik, razón por la que le pedí a Blair que viniera a cenar con él esa noche.
Como esperaba, ella estaba muy metida en sí, y él parecía tranquilo.
—Señor Rymer, gracias