Huida y confrontación

— No — grité con rabia mientras se interponía entre Nicolás y Santiago — . Nadie va a matar a nadie.

Tuvo que utilizar mucha fuerza para tomarle de las caderas y obligarlo a dar un paso atrás, alejándolo del cañón de la pistola del guardaespaldas, que se ya puesta en su frente. Ambos hombres se miraron con odio contenido.

Pero al final, tu guardaespaldas de cine bajo el armario sabía muy bien que no podía hacer nada: el esquema de seguridad de Santiago estaba ahí; un solo paso en falso y moriría acribillado por los guardaespaldas. Así que, después de bajar el arma, la metió entre su pantalón nuevamente y la miró por encima del hombro de Santiago.

— El señor Máximo me dijo... — no nos importa — lo interrumpió Santiago — . No nos importa lo que el mafioso Máximo le haya dicho.

— Mi misión no nos importa — le dijo esta vez ella — . Es mi decisión alejarme, ¿entiendes? Y yo tendré que enfrentar las consecuencias, y lo haré. Pero por favor, déjanos ir. No tiene