29. La cofradía.
Presentarme con cada uno de los miembros de la Cofradía fue bastante agobiante. Podía sentirse la tensión que se manejaba en el lugar, porque todos me preguntaban lo mismo:
— ¿Va a poder hacerlo, para poder librarnos de aquella droga?
Y yo a todos les daba la misma respuesta:
— Claro que sí.
Aunque lo cierto es que no tenía ni la menor idea.
— Primero necesito ganarme la confianza de Santiago, por eso voy a trabajar en el medicamento del sueño — les decía.
Repetí tantas veces la misma cosa que pronto comencé a aprendérmela de memoria, y la recitaba casi por puro instinto. Y Máximo, a mi lado, no me decía absolutamente nada: dejó que yo tomara el control de la situación y que les explicara cómo sería el plan a proceder. Aunque, ciertamente, yo no tenía la menor idea. Lo único que les decía a todos era:
— Debo ganarme primero la confianza de Santiago.
Algunos me preguntaron por él, por el matrimonio que había tenido, pero mi única respuesta al respecto fue clara y concisa:
— Preci