El ascensor se abrió en el piso principal de Tentación, el silencio fue instantáneo.
Ryan salió primero, impecable en su traje oscuro, con la mirada fija al frente. Julie lo seguía, con un vestido sobrio, el cabello suelto y el rostro sereno… aunque por dentro sentía cada mirada como un cuchillo.
El sonido de los tacones sobre el mármol parecía amplificarse con cada paso. En los pasillos, los empleados se inclinaban sobre sus escritorios o fingían revisar papeles, pero los murmullos flotaban en el aire como un eco imposible de contener.
—…la dejó en el altar… —susurró una voz femenina.
—…todo por ella, la rubia… —agregó otro, apenas audible.
—Dicen que está embarazada… —
Ryan se detuvo en seco. El silencio fue absoluto. Julie lo miró, reconociendo ese gesto: estaba a punto de soltar algo grande.
Campbell se giró lentamente hacia el
grupo de empleados más cercano.
—Escúchenme bien, y háganlo llegar a todos en este edificio —dijo con un tono grave, su voz retumbando en el pasillo—. No