Cassian se apoyó contra el respaldo de la silla con una copa en la mano, la corbata aflojada y una sonrisa que ya no parecía de protocolo. Era otra cosa. Algo raro de ver. Algo que hizo que Juliette me diera un codazo disimulado.
—¿Ese es tu novio? —murmuró, divertida.
—Lo estoy empezando a sospechar —le respondí en voz baja, justo antes de que él se riera por algo que dijo Alex.
Sí, reírse. Cassian. En público. Como si no fuera el mismo que había fulminado con la mirada a media junta el martes pasado.
Alana lo observaba con una mezcla de incredulidad y fascinación. Tenía el vaso en alto, apoyado en el mentón, como si tratara de descifrar un enigma, como si algo hubiera cambiado dentro de ella. Como si acabara de ver por primera vez a la persona detrás del cargo.
—¿Sabes? —dijo, inclinándose un poco hacia él—. Creo que voy a dejar de preguntarme cómo una chica como Olivia está contigo.
Cassian alzó las cejas.
—¿Recién ahora?
—Recién ahora —asintió ella, sonriendo—. Resulta que no eres