Queridas lectoras, si desean conocer mas de los "espíritus del bosque Zhao" les recomiendo leer KALILA, ECLIPSE DE LUNA.
Mia ingreso en el calabozo, y rápido se arrepintió, no solo por el olor nauseabundo que allí había, su arrepentimiento llego cuando alguien la sujeto del cuello y coloco una daga en su mejilla.— No. – musito al reconocer la mirada desquiciada del hombre frente a ella, pues de Mirko solo eso se podía distinguir, su rostro, cabello y cuerpo, todo era distinto a lo que Mia recordaba, pero su mirada cargada de odio y asco estaba allí, viéndola casi sin pestañar.— Mia. — susurro tan cerca de su rostro, que a la joven se le fue imposible no hacer una arcada, no solo por el hedor que de su boca salía, era todo él, su sola existencia.— Takashi, Takashi dijo que estabas muerto. — dijo con voz temblorosa más para ella que para Mirko, tratando de saber si lo que estaba viendo era algun tipo de alucinación, sus peores miedos yendo por ella.— Oh, tu esposo lo intento, créeme, él me llevo al mismo infierno, pero adivina que. — Mirko paso su lengua por el cuello de Mia y está trato de alejarse,
Ren no pensó demasiado en lo que debía hacer, porque lo sabia perfectamente, aun a riesgo de resultar herido una vez más por algun tigre que aun habitara en el bosque, escalo y salto la gran reja de hierro, solo para encontrar a Mia no muy lejos de allí, aun apuñalando el cuerpo ya sin vida de Mirko.— Mia. — la llamo con la precaución que generaba el verla de ese modo, toda salpicada por sangre y aun así no se detenía. — Mia. — repitió y ahora la joven si regreso en sí.— ¿Ren? — pregunto confusa al elevar su rostro y ver a uno de sus cuñados allí.— Sí, Mia, soy Ren, necesito que dejes esa daga y vengas conmigo. — la joven negó aun antes de que Ren terminara de hablar. — Mia. — dijo con voz de advertencia.— No lo hare, no dejare que mate a mi bebé. — rebatió en un susurro mientras se colocaba de pie. — No dejare que nos lastime de esta forma, Takashi se arrepentirá y yo moriré de pena. — Ren se sorprendió al comprender que Mia lo conocía, malditamente ella en verdad era la esposa d
Takashi:Mi esposa es fuerte, eso es lo que mas resuena en mi cabeza desde que vi al espíritu del viento, por más que mi familia diga que solo fue un momento de delirio ante la gravedad que supuso el que mi corazón se detuviera, por solo pensar en… matar a mi hija, el solo recordarlo provoca que mi pecho aun duela, pero es que el pensar en que mi esposa pueda padecer de alguna complicación… no, debo quitar eso de mi mente, Ukara dijo que el mejor sacrificio a ofrecer es el amor, y a eso me aferro, no pidió por mi esposa o su vida, él lo dijo refiriéndose al amor en sí, y eso es lo queme mueve, luego de estar una semana en cama, al pedir ver los viejos pergaminos.— Takashi, comprendo que, al vivir un suceso tan traumático, creas que has hablado con el espíritu del viento…— Ukara, su nombre es Ukara, dilo, porque él sabe el nombre de todos nosotros. — Suh-Hee bufa a mis palabras, se que no va a ceder.— Sabes que tan antiguo son esos pergaminos, el mínimo movimiento los puede converti
Takashi había conseguido que Suh-Hee autorizara abrir el camino que llevaba al antiguo templo, el primero que se había levantado en aquellas tierras, aunque por consejo de Ren, se habían colocado vallas en cada lateral, y alrededor del templo construido en roca sólida, y decorado con Jade, eran las primeras personas que llegaban a él en muchos años, tal vez cientos.— No puedo creer que hubiera tal riqueza olvidada aquí. — dijo con asombro Richard, conocedor del valor de las rocas de Jade que allí había, piezas únicas, no solo por el valor en sí del Jade, también eran las esculturas que con ellas se habían hecho.— Son los espíritus del bosque, este es su templo, su morada. — dijo aun maravillado Suh-Hee y agradecido que el loco delirio de Takashi lo llevara a abrir aquel lugar.— Yo tenía razón. — dijo Takashi viendo la escultura de Ukara, quien tenía una bola de “aire” entre sus manos. — Yo si te vi.— Mira cuñado, este esta aun más grande que tú. — dijo Francisco apoyando su mano e
El sol se ocultaba en el horizonte cuando Takashi comenzó a organizar todo lo necesario para su estancia en el viejo templo, mientras Mia ayudaba a las manitas con la cocción de algunos alimentos, pues a primera hora partirían a lo que Takashi denomino, “mini luna de miel” algo que por supuesto puso feliz a Mia y que sin embargo a Takashi lo tenía más que nervioso, preparando con meticulosa atención, cada detalle para asegurarse de que la noche fuera cómoda y segura, en especial para su conejito.Takashi sabía que la noche sería fría, apenas estaban en otoño, pero el bosque rodeaba el templo y su humedad bajaba aún mas las temperaturas, así que eligió cuidadosamente su abrigo, un chaquetón de lana gruesa, impermeable y con forro térmico, sería su mejor aliado contra el frío, más si debía saltar la cerca de hierro en búsqueda de leña, pues en el templo existía una gran chimenea, también empacó un gorro de lana, bufanda y guantes de cuero, asegurándose de que cada artículo estuviera en
A medida que la pareja que avanzaba, el bosque se hacía más denso y el camino se estrechaba, los árboles se elevaban hacia el cielo, con sus troncos gruesos y retorcidos, y sus ramas se entrelazaban en un techo de hojas verdes, la luz del sol se filtraba a través de las hojas, creando un efecto de luz y sombra que parecía danzar en el suelo y a Mia se le hacía aún más mágico que la villa donde vivía. Hasta que de repente, el camino se abrió a un claro, y Mia y Takashi se encontraron ante un estanque de agua cristalina, y si había un estanque, obviamente había un puente de madera el cual crujía suavemente sobre el agua, y al otro lado, se veía un grupo de árboles más altos y antiguos que los demás. Sus troncos estaban cubiertos de musgo y líquenes, y sus ramas parecían estar cargadas de secretos.— ¿Es aquí? — preguntó Mia, con su voz apenas audible sobre el sonido del viento y Takashi asintió, su rostro serio y concentrado, porque sentía que estaba haciendo lo correcto en llevar a su
Takashi solo queria sellar sus palabras de amor con un suave beso, pero las pequeñas manos de Mia lo sujetaron del cuello, y su picara lengua encontró la de él, y Takashi comenzó a rezar, por que la sensates regresara a su muy embarazada esposa, mientras trataba sin éxito de despegar a Mia de su cuerpo, pero esta se ve que confundía su pedido silencioso y aunque sus grandes manos empujaran sutilmente a Mia lejos de él, la joven se las arreglo para bajar una de sus manos y acariciar con deseo su pene, que comenzaba a llorar ante la necesidad de hundirse en ella.“Dioses, ayúdenme.”Suplico en su mente el mayor, mientras un gemido de placer abandonaba su garganta, y de pronto una ventisca apago las lámparas que estaban a los pies de ellos, dejando solo las que estaban sobre sus cabezas encendidas y con una audacia y destreza que Takashi desconocía, Mia escalo sobre él, dejando una imagen muy erótica de su conejito.—No creo que … — su pedido de no hacerle el amor quedo en su garganta, a
Las manitas dispusieron la cama con sabanas limpias, mientras una de ellas daba la voz de alarma, aun sabiendo que los doctores no podrían ser llevados por el helicóptero de la familia, pues la tormenta que fuera se desataba haría imposible tal traslado, solo quedaba la vía terrestre y eso llevaría a que tuvieran que conducir casi dos horas a una velocidad prudencial, aunque también eran conscientes que los médicos preferirían morir de camino a la villa Zhao, antes que llegar tarde y tener que enfrentarse a la furia del llamado carnicero.— Vamos conejito, no me hagas esto, Mia, abre tus ojos, por favor, amor, abre tus ojos. — susurraba como plegaria el mayor, mientras colocaba el cuerpo de su esposa en la cama.— Señor, por favor. — pidió una de las manitas, más que nada a modo de disculpas, mientras usaba toda su fuerza para jalar a un lado a Takashi. — Déjenos revisar a la señora, estamos capacitadas y lo sabe. — claro que lo sabía, si ubo un tiempo donde todos los partos se llevab