Queridas lectoras, muchas gracias por acompañarme en esta historia, y como verán, llegamos a su fin, pero no desesperen, tengo tres extras, claro que si.
Según algunas creencias, el nombre de una persona puede influir en su personalidad, destino y experiencias de vida. Se cree que el nombre puede transmitir una "carga energética" o una "vibración" que puede afectar la vida de la persona. Esto puede estar relacionado con la idea de que los nombres pueden evocar ciertas emociones, recuerdos o asociaciones en las personas. Park sabia que llevaba el mismo nombre que su bisabuelo biológico, pero de él solo se sabía lo que estaba escrito en los viejos pergaminos, sin embargo, el pequeño siempre mostro cierta debilidad, cuando alguien trataba de menos a otra persona, mas cuando se sacaba a relucir su linaje, el las tierras de los Zhao se murmuraba que aquello se debía a que el primer Park Zhao fue un hijo ilegitimo, solo la trampa con la que Sakura atrapo al viejo Shun, y por lo que siempre fue señalado en el clan, sin embargo, para el joven Park, su forma de ser solo se debía a defender a su hermana, que al ser de piel diferente, al igual qu
Almendra siempre supo que no era hija biológica de Takashi y Mia, la diferencia entre ellos era muy notoria, y si de niña creyó lo que su madre le decía, que ella era un regalo de los espíritus del bosque, de grande el saber que solo fue producto de un accidente, la molesto, aunque pronto se le olvido, y es que la vida de Almendra era maravillosa, consentida por su padre y hermanos, la princesa de su madre, no tenía nada que envidiar, salvo la destreza en las luchas, ese siempre fue su punto débil, simplemente no era buena para la lucha, ni manejo de espada, por los dioses, ni siquiera tenía buena puntería.— Ya deja de intentarlo, no eres una Zhao, nunca lo serás, solo te estas lastimando. — Sebastián, ese idiota que siempre la rondaba como una mosca pesada que no se podía quitar de encima.— Mejor vete, no sea que mi Dao resbale y termine en tu cabeza, no creo que a mis tíos les guste que mate sin querer a su consentido Sebastián. — rebatió con acidez, pero antes de dar dos pasos,
Los años habían pasado, y ahora en la cabeza de la gran mesa, el que dirigía el clan, era Zhao Bao, para nadie fue una sorpresa que él fuera el elegido para dirigir la mafia oriental, siempre fue una persona sensata, que observaba y escuchaba antes de tomar una decisión, sin embargo, una vez que daba su orden, nada lo hacía dar marcha atrás, era un tigre firme, un líder innato, pero aun así… había cierta nostalgia en su mirada, día tras día, veía el amor a su alrededor, en especial el de sus padres, como se miraban, como se ayudaban, era como si fueran una sola persona y aun así, eran tan distintos, uno tan alto como un árbol, la otra tan pequeña como un duende, Takashi tan letal como un tigre a pesar de su edad, y Mia tan dulce y tierna como un conejito, y aun así… ellos fluían, él queria eso, encontrar esa mujer que lo cautivara con solo una mirada, una mujer que sea cálida y sincera, sin segundas intenciones, que brindara ayuda, solo por desearlo, sin esperar nada a cambio, sentía q
Sus ojos verdes la observaban con detenimiento, como quien compra un automóvil y quiere cerciorarse que valga lo que se pagara por él; el estómago de Mia se retorcía y su vista cayó al piso lustrado, cualquier lugar era mejor que verlo a él. No queria estar allí, aunque sus hermanas estaban felices de ser las afortunadas de desfilar para ese hombre.— Si. Es ella la que quiero. — aseguro parado frente a ella, que solo podía ver sus zapatos lustrados. — Esas piernas y ese pecho, no lo olvidaría ni en mil años.Asqueroso, depravado, ¿quién le dio el derecho de verla de esa forma? o si, sus costumbres, sus ancestros, esos que vestían a las jóvenes de forma provocadora, pero claro que no decían que era para seducir, claro que no, se le llamaba cazar a un buen esposo, debería estar resignada, incluso no debería sentirse mal, sus hermanas no lo estaban, al menos antes de que él la escogiera a ella, ahora la veían con envidia; pero Mia era distinta, desde niña, siempre cuestionando todo y es
La familia de Takashi era peculiar, asesinos, sicarios, empresarios, mafiosos, tenías para escoger lo que más te gustara y así como sus oficios eran variados, sus integrantes no podían ser menos, casi la mitad de la familia estaba compuesta por personas que no eran familia, si, así era, su árbol genealógico era una locura, pero sin hondar mucho en ello, y si nos centramos en la familia directa de Takashi Zhao… era igual de complicado, si bien todos eran mafiosos, no tenía un núcleo normal, por decirlo de alguna manera, ya que ellos tenían dos padres, padre Renzo y papá Huang, si, sus padres eran gay y habían acudido a un vientre de alquiler, donde en teoría debían concebir solo un hijo de cada uno, pero resultaron siendo ocho, si, ocho hijos, tres de Renzo y cinco de Huang.— Hola papá. — el mayor que ya ostentaba algunas canas, pero aun con la vista más aguda que cualquier otra persona, le dedico una pequeña sonrisa cuando volteo a verlo. — ¿Cómo estás? — pregunta estúpida se dijo Ta
No les llevo mucho tiempo a los hermanos Zhao, comenzar con sus negocios y que estos rindieran frutos, con el paso de los meses y a medida que abrían sus clubs de defensa personal, Takashi sintió que debía independizarse, aunque ya una vez lo había intentado, cuando apenas tenía 18 años, claro que no funciono, pues este reconocido asesino no sabía hacer casi nada, de lo que una persona normal, debería saber, fue por ello, que apenas observo que algo raro sucedía entre la niñera y su hermano Yaozu, tomo la decisión de comprar un departamento, y coloco un anuncio, se busca empleada para tareas domésticas, sin retiro, buena paga y así la conoció.— Bien Mia Ferrante ¿verdad? — Takashi observaba la figura frente a él, y cotejaba la información en la documentación que la joven le había dado.— Así es. — respondió de forma distraída la rubia, mientras observaba el bello departamento, aunque escaso de muebles, menos trabajo para ella, pensó la rubia.— Son reales. — murmuro distraído Takashi
El teléfono de Takashi repiqueteaba sin cesar, y el castaño salió de su miseria, solo para gemir al ver el nombre de su padre en la pantalla.— Hola padre. — dijo con reverencia, porque sabía lo que le esperaba.— ¿Hola, padre? Oh, si, cierto que soy tu padre, bueno eso dicen los registros familiares, aunque tu corazón debe de decir otra cosa, solo eso explicaría que no estes aquí para mi cumpleaños. — Takashi dejo salir un gran suspiro, y se dejó caer en su cama, aun con la vista fija, en donde solo unos minutos antes, estaba parada Mia.— No puedo ir, lo siento, yo… — sabía que Renzo no le dejaría pasar algo como aquello, no sin una buena excusa, y decidió serle honesto. — No puedo dejar de verla, no soporto la idea de estar más que un par de horas lejos de ella. — confeso en medio de un suspiro, y la línea quedo en silencio por casi dos minutos.— ¿De quién estamos hablando? — podía ser que Renzo fuera el padre biológico de las tres mujeres de la familia, pero malditamente, para es
El corazón de Mia latía desbocado, mientras ingresaba en la cocina, reprochándose esa estúpida sumisión que brotaba de ella encubierta a modo de respeto, ¿Por qué demonios lo trato de usted? Puede que Takashi fuese algunos años más grande que ella, puede que sea su jefe, puede que Takashi sude autoridad, pero malditamente ella sabía que, al tratarlo de usted, solo era la evidencia del gran lavado de cerebro que sus padres le hicieron.— Si algun día haces algo que moleste al señor Mirko, baja la cabeza, y háblale de usted, que vea lo arrepentida que estas, y si su enojo persiste, arrodíllate y besa sus pies, no te levantes hasta que él te lo diga. — le aconsejo su madre, mientras acomodaban los almohadones de los sillones.— Pero eso es… denigrante. — rebatió escandalizada, sintiendo nuevamente ese espíritu que le imploraba ser libre y distinta a las demás, incluso a sus hermanas.— ¿Denigrante? ¿dónde aprendes esas palabras? — su padre la veía con furia en la mirada y Mia retrocedió