Mundo ficciónIniciar sesiónAlejandro Cross
El aire cálido de la plaza me pegaba en la cara, pero nada comparado con el fuego que ardía en mi interior.
Ivy estaba a unos pasos, intentando ignorarme, con la respiración rápida, las mejillas rojas. El maldito sol le iluminaba la piel y me daban ganas de arrancarle el vestido ahí mismo.La observé moverse entre los puestos, fingir interés por artesanías que jamás compraría. Su cuello largo, la línea de su mandíbula tensa, esos ojos asesinos que se atrevieron a mirarme sin miedo... Me excitaba y me enloquecía a la vez.
Me acerqué, pero antes de alcanzarla, Dimitris se acercó, por un lado, con esa sonrisa de serpiente que usaba cuando se divertía a costa de alguien.
—¿Viste ese restaurante allá arriba? —señaló hacia el acantilado que coronaba la plaza, donde se asomab







