Luego del entrenamiento me debatí entre sí debía ir al despacho del Rey si o no. Había sido una orden, si, pero las circunstancias en la que ambos nos encontrábamos me exentaba de algunas demandas o al menos eso quería creer yo. Pero ambos sabíamos lo que éramos para el otro aunque ninguno se dignara directamente a confesarlo.
Una vez lista salí del lugar y como si la Diosa Luna me hubiese enviado su decisión; Alex se acercó a mi y miró a todos lados antes de inclinarse a decirme algo.
—Sé que es el Alfa y sobre todo el Rey, pero creo saber que acontece entre ustedes y te aconsejo que no deberías ir. No lo sabes aun, pero soy él beta de esta manada, segundo al mando y conozco lo suficientemente bien a la prometida del alfa como para saber que no se quedará de brazos cruzados si ustedes se encuentran a solar y las consecuencias podrían ser exageradas.
—No acontece nada entre nosotros, solo esa curiosidad nata que surge cuando uno de mi clase aparece en una manada. Pero gracias por e