Alfa Ava
El agua tibia de la tina me envolvía lentamente mientras me sumergía, dejando que el calor se filtrara por cada músculo tenso y cansado. Afuera, el castillo permanecía silencioso, pero en mi interior una tormenta de emociones rugía sin descanso. Cerré los ojos y acaricié mi vientre con la mano, sintiendo los pequeños movimientos que me recordaban que no estaba sola. Eran dos vidas, dos almas que crecían conmigo, que dependían de mí, y aunque eso me llenaba de amor, también me aterraba.
Recordé el sueño con Cael, su voz, la calidez de su mirada… pero también su dolor. La distancia que nos separaba, la amenaza que pesaba sobre nosotros. Un nudo se formó en mi garganta. ¿Cómo podía enfrentar todo eso? ¿Cómo podía enfrentar a Rowan, al reino, a mi destino?
Me levanté despacio, dejando que el vapor de la tina se mezclara con el aire frío. Me vestí con el vestido negro que me había dado Rowan, un diseño sencillo y suelto que no apretaba mi vientre, pero que al mismo tiempo me hací