Soy Elena Victoria Winchester Aragón, duquesa de Luxemburgo, una chica normal que aún no se ha manifestado, ni como Alfa ni como Omega, a pesar de tener 20 años, pero toda mi familia de puros alfas esperan que sea una Alfa fuerte y pueda representar a la familia. Al lado de mi apartamento universitario se ha mudado Hades Nyx Al-Rashid de 22 años, un príncipe árabe de mirada intensa y naturaleza mitad Alfa, me mira desde su balcón mientras disfruta de una cerveza artesanal, mientras yo me tomó mi café. Para él, es amor a primera vista, pero lo oculta muy bien; para mí, él es solo un joven adinerado y arrogante, todo un dolor de cabeza. En la Universidad de Luxemburgo, donde para mi mala suerte, ambos cursamos la misma carrera, Hades es asignado a clases de curación de pinturas junto a mi. El empieza a conocerme más allá de mi fachada de niña rica y bien hablada, despertando en mí la rebelde y mal hablada que tanto me cuesta ocultar. Sin embargo, su primo, se une a Hades para hacerme la vida imposible, desatando todo tipo de conflictos y tensiones que ponen mi mundo perfecto de cabeza. Con el paso del tiempo, ambos vemos nacer la pasión y el deseo entre nosotros forjando nuestro destino, mientras aceptamos nuestras diferencias y defectos.
Leer másHades estaba sentado junto a la cama de Elena, sosteniendo su mano con firmeza mientras las contracciones la sacudían. Su frente estaba perlada de sudor y sus labios apretados en un gesto de dolor, pero aún así, intentaba mantenerse firme.—Respira, amor —susurra Hades, inclinándose para besar su frente con ternura—. Yo estoy aquí.Elena le lanzó una mirada entre exasperada y afectuosa.—¡No necesito que me digas que respire, Hades! —espetó entre jadeos—. ¡Estoy respirando y duele como el infierno!Él deja escapar una risa suave, aunque su pecho se contraía al verla sufrir. Sabía que el parto de un Omega podía ser complicado, pero nunca había sentido un terror tan visceral como el que lo embargaba en ese momento.—Lo sé, lo sé, mi amor —murmura, acariciando su mejilla—. Pero confía en mí. Todo saldrá bien.Otra contracción la hizo arquearse de dolor y, sin pensarlo, Hades deja salir sus feromonas alfa en un intento de calmarla. Su esencia densa y protectora envolvió la habitación como
Habían pasado varios meses, de la boda de nuestros alfas y nuestra Omega Elena. Su vientre había crecido lo suficiente y estaba casi a termino.Ese día en particular. Elena se encontraba en su apartamento acomodando algunos libros cuando sintió un dolor punzante en el abdomen. Al principio pensó que era un malestar normal del embarazo, pero el dolor se intensificó hasta obligarla a apoyarse contra la pared.—Hades… —murmura, intentando no entrar en pánico.Hades, que estaba en la cocina preparando algo ligero para el almuerzo, escuchó el tono de alarma en su voz y dejó todo de inmediato. Al verla aferrándose al marco de la puerta, corrió hacia ella.—¡Elena! ¿Qué pasa? ¿Es el bebé?Ella asintió, respirando entrecortadamente.—Creo que… creo que ya viene.Hades palideció. Sabía que el doctor había advertido que el parto podría ser complicado debido al tamaño del bebé, y la ansiedad que había intentado ocultar durante semanas se apoderó de él.—¡De acuerdo! ¡No te muevas, voy por las co
Elena estaba emocionada. Tras regresar de su luna de miel una semana en París, no podía esperar para ver a su mejor amiga Leila y contarle todo sobre el viaje. Había elegido cuidadosamente algunos regalos únicos que sabía que a Leila le encantarían: un perfume exclusivo, un libro raro en francés y un pequeño colgante con forma de torre Eiffel.—¿Crees que estará en casa? —pregunta Hades mientras conducía hacia el apartamento de Leila.—Por supuesto, ella no tiene motivos para andar por ahí. Leila siempre está en su apartamento, rodeada de libros y tazas de café a esta hora. Ella es bastante predecible.Hades soltó una risita.—Eso suena emocionante.—Oye, no te burles. No todos tienen tu energía para el drama. No todos estamos hechos para el romance todos los días.Cuando llegaron al edificio, Elena se detuvo a respirar antes de subir, esos escalones y esa pequeña colina empinada no son un juego, aunque está ansiosa por sorprender a su amiga. Hades, siguiendo su ritmo, llevaba los reg
Lucas en ese momento sudo frio.—Ya estás sentenciado —se burla Amir.—Tu idea de venir a París es magnífica Hades —añade Yazmín.Hades, siempre en control, sonríe con una mezcla de orgullo y tranquilidad.—Cuando se trata de mi esposa, no escatimo en nada. Quería que esta luna de miel fuera inolvidable para todos. Así que los hombres estuvimos de acuerdo.Amir, quien observaba desde el otro lado del avión, se rió suavemente.—Definitivamente lo logramos. Victoria todavía está en shock por todo lo que ocurrió ayer.Victoria, que estaba recostada cómodamente con una manta sobre las piernas, asintió con una sonrisa de incredulidad.—Aún no puedo creer que alguien como tú sea capaz de guardar tantos secretos. Es aterrador, pero... encantador a la vez.Las parejas se miraron entre risas y bromas, y, entre anécdotas y confesiones inocentes, el vuelo transcurrió rápidamente.Al aterrizar, los recibió un lujoso Rolls-Royce que los llevó directamente al hotel reservado en el corazón de París.
Un mes después en la propiedad de los Winchester en Manchester, la boda en partida cuádruple empieza a celebrarse.La familia Winchester, conocida por su porte elegante y sus tradiciones arraigadas, estaba lista para presenciar un evento único: el matrimonio de Elena, Victoria, Dante, y la unión simbólica de Lucas con los dos amores que hacen florecer en su vida.El inmenso jardín, decorado con arcos de flores en tonos marfil y dorado, parecía salido de un cuento de hadas. Bajo un cielo despejado, los asistentes esperaban impacientes a que las novias hicieran su entrada, una tras otra, como si fueran las protagonistas de una sinfonía cuidadosamente orquestada.Elena, Victoria, Iris, Yazmín y Layla, vestidas con trajes que reflejaban tanto su individualidad como su conexión como futuras esposas, estaban listas para dar uno de los pasos más importantes de sus vidas. Cada una avanzaría hacia el altar, llevando consigo no solo sus sueños, sino también el peso de sus historias.Primera en
Kalid asintió, una sonrisa juguetona apareciendo en sus labios.—Por supuesto, siempre y cuando seas justa.Ella soltó una carcajada, levantando su taza en un gesto de brindis.—Entonces, supongo que tendremos que discutir los términos de este "gobierno".Mientras compartían risas y seguían conversando, ambos comenzaron a entender que aquel encuentro en Abu Dabi fue el inicio de lo que podía ser una relación excitante, y ahora ese momento planeado de parte de Kalid, de llegar a la biblioteca de Manchester podría marcar el comienzo de algo mucho más grande.Leila deja de hablar repentinamente, mirándolo a los ojos con una intensidad que hizo que Kalid se quedara quieto. Su respiración se volvió más lenta, el aire entre ellos cargándose de algo eléctrico, primitivo. Sus feromonas comenzaron a salir.—¿Por qué me miras así? —pregunta él, aunque ya sabía la respuesta.Sin decir nada más, Leila se inclina hacia adelante y lo besa. Primero fue un roce suave con su lengua en los labios de él
Último capítulo