Por Alice
No soy de acero, nunca pude olvidarlo.
Habían pasado algunas semanas desde que lo vi nuevamente en la
oficina de Mixer y durante ese tiempo, Alberto se había acercado a mí cada vez que pudo hacerlo, me había besado como solía hacerlo y logró, aquella tarde en el café, sin un beso de por medio y rodeados de gente, acercarse a mí.
No puedo seguir diciendo que no, aunque mi alma seguía herida.
Comprendí que el amor de los dos era muy fuerte, tanto que, si no estamos juntos, me lastimaba, el tema era como seguiríamos de ahora en adelante.
Alberto no tenía idea cuanto lloré por él, creo que tampoco supo cuánto lo amé.
Estoy buscando el valor para comenzar de nuevo.
No es fácil, aún tenemos mucho de qué hablar, muchas historias que contarnos.
Traté de mantenerme firme, de alejarme de él, pero no pude lograrlo.
Jura y perjura que está divorciado, que solamente a mí me amó.
Tengo dudas, por supuesto, pero cada uno de sus besos, iba derribando todas mis barreras.
Aunque…
Todo demue