Por Alberto
Alice no entendía razones.
¿Doble vida?
Vivía en dos ciudades distintas…
No tenía una doble vida…
A Vivián no le importaba que hacía o dejaba de hacer… hasta que se enteró de que me iba a casar con Alice.
Sí, posiblemente en ese momento, sí, tenía una doble vida, pero ya no.
-Te juro que estoy divorciado.
En ese instante alguien tosió en el umbral.
Era la mujer que me abrió la puerta.
No sé cuánto escuchó de nuestra conversación.
Me di cuenta de que la puerta nunca se había cerrado.
No me importaba lo que los demás escuchaban o suponían.
-No te castigues, si me castigados a mí, vos también terminás lastimada.
Digo, ignorando a la mujer que estaba allí.
Alice trató de reponerse.
-Perdón, Alice, está la gente de Mixer.
-Que pasen a la sala.
Contestó tratando de sonar segura.
Ali se miró en un espejo que había en la pared y se retocó el maquillaje.
Sus ojos estaban rojos, las ojeras que se le formaban cuando lloraba no habían desaparecido, sin embargo, ella solamente se est