Por Alberto
Me quedé con las manos extendidas, sosteniendo una bolsa de una afamada marca francesa, contenía esas joyas que había comprado en el viaje anterior, ese que hice junto a Vivián.
El ramo lo tomó, quizás por la sorpresa, pero la bolsa no la agarró.
-Yo me comprometí hoy, me voy a casar.
Esas palabras se repetían en mi mente, eran como un eco lejano, como un sueño espantoso, como una pesadilla.
-No… no puede ser, vos me amás, yo te amo.
-Vos no me amás, solamente te amás a vos mismo, a tus millones, a tu status, y en todo caso, si tenés que amar a alguien, es a tu mujer.
-Mi mujer sos vos.
-Alberto, hace unos meses fuiste tapa de la revista Forbes, no de un diario estudiantil que inventó algo para llamar la atención, había fotos que respaldaban lo que decía allí.
-Fue un viaje de negocios, ya esta separado de Vivián, te mostré los documentos.
Ella me sonrió con sarcasmo.
-Anteriormente me habías mostrado documentos que decían que eras soltero.
-Pero los de mi divorcio eran v