Abigail lanzó todo lo que traía al suelo y se fue sobre su hijo. Estaba hirviendo.
—¿Qué le sucedió? —preguntó completamente alterada—. ¿Qué le pasó a mi hijo? Rose, respóndeme por favor.
—Él estaba jugando, yo estaba haciendo mis trabajos de la universidad y cuando lo miré estaba así. Te estuve marcando y tú no respondiste.
Abigail sacó su teléfono del bolsillo dándose cuenta que estaba apagado.
—Le he puesto compresas y algunas otras cosas para que le baje la temperatura, pero parece que nada ayuda.
—No… no puedo dejar que mi hijo… debemos salir de aquí.
Ella lo tomó en sus brazos, Rose salió con ella y tomaron un taxi.
—No te puedes pasar nada mi amor, tienes que estar bien chiquito.
—Amiga, él va a estar bien seguramente es un resfriado.
Abigail cerró sus ojos, no le podía estar pasando eso ahora, no quería ni pensar que a su hijo le podría estar pasando algo.
Al llegar al hospital los médicos lo ingresaron a un consultorio, ella quedó afuera observando todo a través de u