Rafael al ver como la mirada de ella se cristalizó, sintió unos impulsos desgarradores por ir a consolarla.
Se veía pequeña, vulnerable. Y eso para él era una completa debilidad, podía soportar cualquier cosa, menos verla así, eso lo carcomía por dentro.
Algo malo le había pasado y esa era la única explicación para que ella prefiriera agachar su cabeza y volver a él.
Él en esos momentos estaba debatiéndose entre lo que tenía que hacer y lo que su corazón le indicaba.
—¿Y ese cambio de opinión a qué se debe? Creí que preferías estar muerta antes de volver.
—Es algo de mi vida privada, no es algo que te deba importar. Solo necesito que me respondas sí o no.
—Ante el más mínimo error la oportunidad se acabará Abigail.
—Lo tengo muy claro.
Él dio media vuelta, no esperaba eso. Creyó que no la volvería a ver, que podría seguir su vida como antes sin imaginarla cuando estaba con su esposa.
Sin que apareciera en su cabeza en los momentos menos adecuados.
—Pero, señor Baker… Rafael —l