XXXIV

Traté de conectar con mi cuerpo en múltiples ocasiones pero no lo logré, sin importar cuanto esfuerzo hice, cuanto suplique a dios, al universo o a cualquier entidad superior que pudiera esucharme parecía que yo había sido olvidada en el mundo, que mi destino era ser un ectoplasma vagando sin rumbo por ahí. Alexander no me escuchaba ni me veía y las malévolas cucarachas de mi madre y mi hermana tampoco, aunque supuse que si alguna de ellas se llegaba a dar cuenta de que yo estaba ahí probablemente me ignoraría e intentaría pasar de mí pero al menos eso me daría la oportunidad de atormentarlas hasta que se volvieran completamente locas, mucho más de lo que ya estaban.

Al parecer si estaba embarazada, no podía creerlo, primero el hecho de que ya tuviera ¡7 meses! no entendía cómo podía ser posible y segundo que el feto aún estuviera con vida, después de lo enferma que estuve en la cárcel, de todas las palizas que recibí, del hambre y el descuido a mi salud, era increíble realmente... M
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