Eleanor no sabía que más hacer, a pesar de que todo aquello no fue parte del ritual, quería volver a sentirlo, pues recordaba lo placentero que había sido y también, pensó, que para Astor había sido totalmente disfrutable, quería volver a provocar en él aquella sensación. Sin embargo, las palabras “matrimonio” y “Emmett” repicaron en su cabeza, no quería hacerles caso, porque era más la excitación de ese momento que cualquier remordimiento que tuviera después.
—No me puedes pedir eso y mirarme de esa forma — murmuró Astor, sacándola de su ensoñación.
Temiendo que él se fuera, se levantó rápidamente y se arrodilló frente a él, acomodando perfectamente su pequeño cuerpo entre las piernas del demonio. Astor que luchaba contra sus deseos, aquello fue el acabose de todo, la sumisión de la semidiosa fue todo lo que esperaba para deshacerse del ultimo pensamiento coherente dentro de él.
La tomó sin mucho cuidado por los hombros y la recostó rápidamente sobre el césped, la miró una última vez