Cuando Cordelia vio atravesar por la puerta al emperador del reino del oeste, pensó que estaba viendo visiones, los pequeños que estaban bajo su cuidado, rápidamente se acercaron a los recién llegados, Galen un poco tímido, tomó la mano de su madre, mientras que Novak, bastante curioso, se agarró de la pierna de su padre, este le sonrió.
—Su majestad — saludó Cordelia, dando una reverencia, al reconocer que en efecto todo era real.
—Así que usted fue quien ayudo a Eleanor a escapar. — le dijo, ignorando el saludo. Cordelia sintió un escalofrió, pero rápidamente asintió. —Gracias por cuidar de ella, sin dudas, serás bien recompensada.
—Gracias, su majestad. Pero no necesito ninguna recompensa, soy leal a mi señora y siempre lo seré.
—Perfecto, entonces también nos acompañaras.
La joven no entendió a lo que se refería, y fue entonces que Eleanor se animó a hablar.
—Volveremos al reino todos juntos, claro… — hizo una pausa, se acercó a ella y le tomó la mano con suavidad — si eso es lo q