Celeste respondió con ira, ver a Isabella actuar de esa manera tan falsa la hacía hervir de rabia.
Isabella ya tenía lágrimas corriendo por sus mejillas, su rostro se veía frágil y conmovedor.
Al ver que todavía se atrevía a fingir ser la "víctima", Celeste inmediatamente se giró para arrastrarla hacia la comisaría.
Pero justo cuando se volteó abruptamente, se estrelló contra lo que parecía ser una pared humana, el golpe la hizo retroceder tambaleándose.
Al ver que perdía el equilibrio y estaba por caer, una mano fuerte la sujetó con firmeza por la espalda baja.
En ese momento Celeste alzó la vista, sus ojos llenos de pánico se encontraron con una mirada fría e impasible.
Se quedó completamente desconcertada: la persona contra quien había chocado era exactamente el mismo hombre que había visto en el baño momentos antes.
Qué casualidad tan extraña, y además...
¿Cuándo había aparecido este hombre tan corpulento detrás de ella? ¿Por qué no había escuchado sus pasos?
Mientras permanecía at