El carro llegó hasta afuera del complejo Los Jardines de Luna. Celeste ya había hecho el reconocimiento facial antes, así que entró sin problemas, además tenía tarjeta de acceso y también la contraseña de la puerta del apartamento de Marisela.
Cuando ingresó la contraseña y entró, gritó:
—Marisela.
Nadie respondió. Volteó a ver la sala, estaba completamente vacía.
Fue a la cocina, revisó el balcón y luego se dirigió a la puerta del dormitorio principal.
La puerta no estaba cerrada con llave, Celeste la empujó directamente, pero tampoco había ni rastro de nadie en la habitación.
Las sábanas de Marisela estaban perfectamente ordenadas, tampoco parecía que hubiera dormido una siesta.
Celeste se detuvo, inmediatamente frunció el ceño mientras especulaba a dónde podría haber ido Marisela y continuaba llamándola por teléfono.
Aunque hubiera salido, no era normal que no contestara el teléfono ni respondiera mensajes. ¿Acaso se le había acabado la batería?
Pero el carácter de Marisela era muy