—Guárdalo en el almacén.
Él realmente gustaba de las antigüedades, estos dos años especialmente le encantaba el jade, pero tampoco llegaba al punto de ser obsesivo.
Y Alex tenía razón, Leonel había investigado sus gustos muy claramente.
Pero él había estado en el extranjero por años, esto seguramente había sido "orientación" de Ximena o Octavio.
—¿Qué opinas de él? —preguntó Eduardo.
El mayordomo naturalmente sabía a quién se refería "él", así que respondió:
—Respetuoso y humilde, respetuoso con los mayores y cariñoso, modales elegantes, conversación refinada. La evaluación general es que es muy perfecto, sin fisuras.
Eduardo asintió, eso también era lo que él pensaba.
—Aurelio me contó su primera impresión del señor Leonel, y por lo visto hoy, coincide —dijo el mayordomo otra vez.
—Pero quién sabe si no es una máscara —dijo Eduardo.
—Si realmente es así estaría bien, al menos tiene buen corazón. Lo que temo es que haya heredado completamente de esa madre suya, si es así...
—Entonces r