Así que llamó directamente a Celeste para insultar personalmente a Ulises, diciéndole hasta de lo que se iba a morir, mientras usaba ejemplos de su propia infancia para ilustrar su punto.
Marisela escuchaba a través de los auriculares cómo Celeste describía su desgraciada niñez, viviendo bajo la sombra de Ulises, siendo "maltratada" de diversas maneras.
En su mente apareció automáticamente esa cara detestable que daban ganas de abofetear. Marisela estaba convencida de que él era perfectamente capaz de hacer ese tipo de cosas.
Si así trataba a su propia hermana, ¿qué podía esperar ella?
Definitivamente, las malas mañas se forman desde la cuna.
Expresó su solidaridad con Celeste, y lo que comenzó como las quejas de una persona se convirtió en un frente unido de dos.
—Ay, Ulises siempre ha sido así. Cuando éramos niños, le arrancó las orejas a mi conejo de peluche y luego dijo que había sido mi almohada con forma de tortuga;
me encantaban los pasteles, pero tenía caries, así que comía de