POV: Aurora
El pasillo del piso quince huele aún más a desinfectante cuando salgo de enfermería.
Cierro la puerta y me quedo un segundo apoyada en el marco, como si necesitara comprobar que el suelo sigue firme. La cinta del algodón se pega en la curva del codo; me dan ganas de arrancarla, pero la dejo. Es prueba de que no inventé esta parte.
“Estrés y adaptación al nuevo entorno.”
Eso fue lo que dijo la doctora Herrera, con sonrisa medida, después de revisar la tablet.
—Tus signos no son perfectos, pero tampoco alarmantes —me aseguró—. Vamos a citarte para un control en unos meses. Come, duerme mejor si puedes, observa qué te desencadena los síntomas. Y si algo empeora, vuelves.
“Estrés” es una palabra demasiado corta para todo lo que siento.
Camino hacia el ascensor.
Mientras espero, el eco de la otra frase, la que no iba destinada a mí, me golpea más fuerte que el olor a cloro.
“Los resultados van directo a usted.”
No sé quién es ese “usted”, pero sé que no soy yo.
Lina me espera e