Mundo ficciónIniciar sesiónAileen ni se inmutó, seguía sentada, distraída, jugando con la mano de Leo, que descansaba tranquila sobre su muslo, deslizaba un dedo entre sus nudillos, bajaba por el borde de su palma, volvía a subir siguiendo una vena que se marcaba con claridad.
— Eres el sueño húmedo de cualquier enfermera. — dijo, con una sonrisa torcida sin levantar la mirada.
Leo soltó una carcajada, esa risa profunda y suave que a ella ya empezaba a reconocer.
— ¿Y tú tienes fetiches médicos que debería saber, o solo estás confesando una nueva vocación? — dio la vuelta a su mano intentando agarrar la de Aileen, pero ella no se dejo.







