Las verdades. 2
Él intensificó la presión, sus manos acariciando su rostro, su espalda, acercándola más a él, cada movimiento fue medido, apasionado, pero lleno de control.
— Shh... — susurró Masón contra sus labios — Solo nosotros, nada más importa. — Aileen respiraba entrecortadamente, su mente girando entre el miedo, la emoción y un deseo que no sabía cómo contener.
El beso se volvió más profundo, más intenso, mezclando suavidad y urgencia, mientras ambos se perdían en ese momento que, aunque prohibido, los unía como si nada más en el mundo importara, Aileen respiró hondo, sus manos aun temblando por el beso, y dio un salto hacia atrás, separándose de Masón.
— ¡Basta! — exclamó, firme — Esto... esto no puede pasar, es incorrecto, no soy de esas personas que juega con los demás, no voy a jugar contigo y con Leo al mismo tiempo, no es justo. — Masón la observó con una sonrisa tranquila, como si hubiera esperado exactamente esa reacción, su mano rozó apenas la de ella, sin invadir su espacio, y dijo