Mundo ficciónIniciar sesiónAileen salió del edificio con paso firme, todavía con el pecho apretado por lo que había visto, caminó directo hacia el estacionamiento, con la mirada clavada en el suelo y las llaves ya en la mano.
— ¡Aileen! — la llamó River desde una banca cercana, levantándose de golpe al verla pasar.
— ¡Ey, espera! — gritó Noah, agitando los brazos, intentando detenerla.
Ella no se volvió, ni siquiera titubeó; la rabia y el dolor la tenían en una coraza de hielo, abrió la puerta de su auto y se metió, cerrando con un golpe seco. En ese instante, Leo apareció entre los estudiantes que salían, al verla, corrió hacia el carro, con el ceño f







