Marina
Mi día había empezado con mucha positividad por mi parte, no me iba a dejar amedrentar por el maldito destino que se empeñaba en golpearme una y otra vez, devastando mis ilusiones. Anoche me despejé un poco con la suave brisa del mar y me quedé dormida, rendida en la cama, pero ya por lo menos me enorgullece decir que no volví a llorar, tan solo unos pequeños suspiros se me escaparon.
Mi cara es un poema frente al espejo. Tengo los ojos hinchados y con un surco oscuro que me abofetea en la cara recordándome las lágrimas de ayer. No puedo estar aquí auto-compadeciéndome. Tomo mi escaso kit de maquillaje y aunque sé que no puedo maquillarme mucho porque hoy voy a bucear, sí que fui lista al traer un corrector a prueba de agua. Me doy un poco en las ojeras y masajeo poquito a poquito con la yema de mi dedo corazón a ver si ayuda un poco a bajar la inflamación de mis ojos. Complemento recogiendo mi cabello en un mono alto bien sujeto con horquillas, no quiero que en pleno buceo se