Nikolai Volkov, impecable en un traje negro de corte perfecto, apareció en el umbral principal. Su máscara de estilo veneciano cubría gran parte de su rostro, dejando visibles apenas sus ojos profundamente oscuros, cargados de una determinación que perforaría la penumbra de cualquier salón. Aunque ningún gesto delataba su furia, su cuerpo era una estatua tallada de puro control contenido, lista para explotar en el momento justo. Estaba ahí por una sola razón: Lilia.
Fue recibido con cordialidad fingida. Un hombre rechoncho que servía como anfitrión de Igor extendió su mano con una sonrisa servicial y le indicó su camino hacia el salón principal. Nikolai asintió levemente, evitando cualquier interacción innecesaria. A su alrededor, las miradas le observaban con curiosidad detrás de las máscaras, pero nadie se atrevía a acercarse demasiado. Sabían quién era. Y si no lo sabían, intuyeron rápidamente que no era alguien con quien se pudiera jugar.
El salón era un espectáculo deslumbrante d