La tensión en la sala de conferencias alcanzó un punto crítico, donde cada segundo parecía un desafío. Sebastián y Emma intercambiaron una mirada rápida, pero suficiente para entender que lo que acababa de suceder iba mucho más allá de lo que habían anticipado. Javier, con su sonrisa en los labios, había cambiado el tono de la conversación abruptamente. Ya no era el mismo hombre seguro y confiado que conocían. Había algo en su postura, en sus gestos, que lo delataba. Estaba nervioso. Más nervioso de lo que debería estar. Era como si de repente, estuviera consciente de que el control se le estaba escapando.
- ¿De qué estás hablando, Javier? - Preguntó Sebastián, manteniendo la calma en su voz, aunque sabía que no podía subestimar la situación. Si Javier ya había adivinado el verdadero propósito de la reunión, entonces sus planes podrían haberse desmoronado en un abrir y cerrar de ojos.
Javier sonrió, pero la tensión en su rostro no desapareció. Se levantó de su silla, como si estuviera