—Pues sí, puede ser… —Se hace el difícil.
—¿Y ahora cómo te lo quitas? —Ale arquea una ceja.
—¿Quitármelo? —Ella asiente—, No nena, quítemelo vos que vos me provocaste. —Ella vuelve a reír.
—Está bien. —Lo acepta sencillamente—. Quiero coger con la posición de puente cadera. —Le guiña el ojo.
—Esa posición se escucha muy deliciosa, ¿Cómo sabes de esa? —Ella finge estar ofendida.
—¿Crees que eres el único que sabe de posiciones sexuales? —Lo ve divertida y seductora.
—Me encanta cuando sos pervertida como yo. —Le sonríe.
—Puedo ser hasta peor —susurra muy sensual y le guiña el ojo.
La posición que haría es una especie de campeonato excitante para un hombre ágil, musculoso y sin problemas de espaldas, como Alessandro.
Él eleva su cuerpo adoptando poco a poco la postura de un puente, Sam se monta encima de él con mucho cuidado y delicadeza, y antes de sentarse, mete su miembro dentro de ella, se sienta sin colocar todo su peso encima de él y comienza a cabalgar sobre Ale.
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