Me levanto, un poco mareada, casi me caigo, pero Ale me sujeta, me volteo a verlo y le sonrío. Ale tiene buenos reflejos como para estar al tanto de su conversación y sostenerme a tiempo. No soy amiga del alcohol, me embriagó rápido.
—¿Estás bien? —me pregunta, parece preocupado.
Llevamos rato bebiendo y que tomo los tragos como si fuese agua, claro que no estoy bien.
—Sí —respondo con una ligera risa.
Me incorporo y me quito el vestido, siento la mirada de Ale comerme que me dieron ganas de follar, sin embargo, no seré fácil.
Lou se levanta y también se quita su atuendo, caminamos al agua y al tocar mis pies la siento fría, aún así, me adentro en ella hasta que me llegue al pecho. El mar está tranquilo por el rompe olas y hasta el agua se ve clara.
—Que linda está el agua —dije logrando ver mis manos.
—Es verdad —me apoya.
—Hola —se aproximan dos chicos a saludar.
—Hola —Lourdes se pone amable.
—¡Que guapos son! —se me sale el halago gracias a los poderes del alcohol.
—Gra