—No, pero si quieres dejo de comer. —Suelta el tenedor y él se molesta.
—No, el bebé debe comer. —No está de acuerdo con ella.
—Se nos quitó el hambre. —Él la mira mal.
—No puedes hablar por el bebé. —Ella se cruza de brazos.
—Está dentro de mí, ¿No? —Alesandro suspira y lo acepta, él vuelve a aplaudir y un mesero trae un peluche gigante de pulpo color morado.
—Sé que es tu animal favorito, eso fue lo que me gané en el concurso de surfs, había otras opciones, pero ese me recordó a ti. —Le sonríe y ella lo ve con ternura.
—Creo que ya no tienes lugar en la cama Ale, ahora dormiré con ese peluche —bromea y lo ha asustado, pero se alivia cuando la escucha reírse de su cara—. ¿Cuáles eran los otros premios? —Toma el peluche y prácticamente ya no se ven.
—Viajes y aparatos electrónicos, yo podía escoger como el ganador y escogí unos videojuegos para mi hermano, más tu peluche, sé que todo eso lo puedo conseguir sencillamente, pero quería hacer cierto sacrificio divertido para conseguirlo.