••Narra Miranda••
La acidez subió por mi garganta sin aviso, un sabor amargo y urgente que no pude contener. Me incliné sobre las raíces secas del árbol en el patio de la iglesia y vomité, vaciando el poco contenido de mi estómago y con él, cualquier resto de dignidad que pudiera quedarle. La humillación por el incidente con el sándwich era nada comparada con esto.
¡Cuánto odiaba vomitar!
—¿Estás bien?
La voz de Charlotte sonó detrás de mí y aunque estaba teñida de una preocupación distante, era más de lo que merecía. Me sequé los labios con el dorso de la mano temblorosa, sintiendo cómo la sangre abandonaba mi rostro.
—No… no lo sé —dije, pero en mi mente había una corazonada de lo que podría estar sucediendo, ya que llevaba días preocupada por mi ausente periodo—. Creo… creo que estoy embarazada.
Las palabras colgaron en el aire entre nosotras, pesadas e incómodas. Yo esperaba su rechazo, su ira, un recordatorio de todo el daño que había causado. Yo, la misma que había intentado ma