••Narra Charlotte••
El autobús rugía detrás de mí. Era la única que faltaba por subir y estaba segura que todos mis compañeros me estaban viendo por la ventana mientras yo me encontraba de espaldas a ellos, observando a Frederick quién estaba frente a mí. Apreté a Jesús contra mi pecho, inhalando su suave aroma a bebé, sintiendo el latido acelerado de su pequeño corazón… O quizás era el mío.
—Solo será unas horas —murmuró Frederick, sus dedos acariciaron mi mejilla, limpiando una lágrima que había derramado contra mi voluntad—. Para cuando te hayas instalado y revisado el itinerario, ya estaremos llegando.
Yo sabía que Frederick tenía razón. Él iría en su vehículo y yo en el autobús. Solo íbamos a estar pocas horas separados. Era prácticamente lo mismo cuando yo estaba en la universidad lejos de mi bebé, es más, eran más horas.
—Lo sé —susurré, haciendo un esfuerzo por sonreír—. Pero estos brazos ya se están acostumbrando a estar vacíos sin él.
—No estarán vacíos por mucho tiemp