El aire del bosque era fresco y llevaba el aroma limpio de la tierra mojada y la vegetación. A mi alrededor, mis compañeros de paisajismo escuchaban con atención las explicaciones del profesor sobre las especies autóctonas y la composición del suelo para que aprendamos a trabajar con él y sacarle el máximo provecho. Y gracias a esta ardía caminata en plena tarde, me di cuenta de algo muy importante: Tengo una horrible condición física.
Estaba a nada de tirarme al suelo y dejar que pasarán sobre mí con tal de no seguir caminando. Y eso que aún me faltaba el camino de regreso…
Mi frente estaba cubierta de sudor y me faltaba el aliento. Aún así, continuaba adelante, porque si ninguno de mis compañeros de había quejado, yo no sería la primera.
Trataba de concentrarme, realmente lo intentaba, pero mi mente volaba constantemente hacia la suite del hotel, donde Frederick y Jesús me estarían esperando.
Miguel caminaba a mi lado, como había hecho durante la mayor parte de la excursión. Al pr