Capítulo 82: Ganador de la subasta.
Mi mano estaba cerrada con fuerza alrededor del mango de la paleta, sintiendo como murmuraban a mis espaldas, burlándose de mi accionar. El subastador parpadeó, desconcertado.
Sabía porque la sala estaba actuando de esta forma por mi participación. Yo era la prometida de Frederick Lancaster y estaba pujando miles de dólares para obtener un objeto que le perteneció al hombre que llevó a la ruina a su familia. Yo estaba comprando un objeto que estaba bañado en la sangre, sudor y lágrimas de otras personas, incluidas las de mi exesposo.
Una cosa era que el resto de los presentes pujaran por ese reloj entre burlas y desprecio. Pero otra muy distinta es que lo comprara yo o mi prometido que sufrió carencias por su culpa. Gastar dinero en algo que se obtuvo con el sufrimiento de otras personas…
Estuve a punto de echarme para atrás, de arrepentirme por mi imprudencia, de dejar ir el obsequio que le di a mi padre, hasta que la vi, a Margaret, alzar su paleta con una postura triunfal.
—¡Cie