Algo andaba mal. Me sentía extraña.
¿Era otra pesadilla? No… Se sentía muy real. Mis ojos se abrieron de par en par en la oscuridad. La habitación estaba en silencio, solo pude distinguir el suave respirar de Frederick a mi lado. Puse mis manos sobre mi barriga, el corazón comenzando a acelerarse. ¿Qué era eso? ¿Era normal? Sentí algo momentáneamente. No fue un dolor agudo, no fue un calambre. Era una sensación fuera de si, una incomodidad profunda en mi vientre, como un aleteo interno, un movimiento que no reconocía. La sensación había desaparecido tan rápido que creí haberlo imaginado o hasta soñado, pero de pronto, volvió. El bebé. Algo le está pasando al bebé. Agrandé los ojos, espabilándome por completo. La cantidad de problemas que tenía podrían ser un detonante que lastime al bebé. El riesgo de aborto del que me hablaron al principio, los problemas de h