••Narra Charlotte••
Iba de un lado a otro de la habitación, pensando en las posibilidades de que la perra de Miranda se le abalance encima a Frederick, en busca de seducirlo. Su padre no se opondría a ese comportamiento siempre y cuando asegure las propiedades de Frederick en su bolsillo.
—No debería estar a solas con esa mujer, ni con su padre —dije, con los brazos cruzados.
—Oye, de lo poco que he conocido a Frederick, te puedo asegurar que es un completo desalmado que no caerá bajo los sucios juegos de ninguno de los dos —Willy alzó la vista del libro que había tomado prestado de la biblioteca personal de Frederick.
Estaba sentado en el sofá cerca de la cama. Arturo también estaba con nosotros, pero en un sillón más alejado, dándonos espacio. Le pedimos que nos acompañara ya que no debía estar a solas con Willy, necesitábamos lo que antes se llamaba de forma anticuada como: chaperón.
Arturo emitió un leve gruñido desde su lugar, que podría significar desprecio o estar de acuerdo