—¿Y por qué viene a esta mansión? —Tomé una de las crujientes papas y me la metí en la boca, tratando de fingir que no me importaba el asunto.
Frederick me ofreció un gesto juguetón, como si me estuviera diciendo: ¿Es en serio?
—Bueno, creo que la razón de su visita es porque su única hija fue atacada por un animal salvaje mientras residía en mi mansión, bajo mi protección —habló con evidente sarcasmo.
Arrugué la nariz ante sus palabras. Era como si me tratara de decir que todo esto se pudo haber evitado si no me hubiera peleado con Miranda, pero yo difería. ¡Nada de esto hubiera pasado si él no invitaba a ese cocodrilo de alcantarilla a quedarse en esta mansión para obligarme a aceptar su propuesta!
—Cenizas no es ningún animal salvaje —hablé entre pucheros—. En su defensa, ella es a la única persona que ha atacado. Tal vez la confundió y pensó que era una gata callejera por su comportamiento.
Frederick sonrió con aquellos ojos azules que aún estaban adormilados.
—Sea como sea, p